¿Qué no sabíamos? – El Heraldo de Chihuahua

Es molesto, no sorprendente, apreciar los niveles de contagio de esta nueva ola en nuestro país, desde donde podemos apreciar no solo un alza exponencial, sino también sus consecuencias, ahora que más de la mitad de las entidades de la república han realizado la decisión y muchos de ellos han retrocedido para la semana del 10 al 23 de enero en cuanto al color del fuego epidemiológico, incluyendo a Tamaulipas, Baja California Sur y Chihuahua en naranja.

Explico en el primer párrafo que esta situación no es de extrañar, dados los hechos ocurridos durante la temporada navideña, durante la cual las autoridades y la sociedad civil no entendieron el riesgo que corría tal frenesí de actividad, aglomeraciones en plazas comerciales, mítines, fiestas y desorden acumulado que finalmente dejó atrás un tiempo de esperanza de que pudiéramos tener una temporada con menos miedo a la enfermedad virulenta.

Instituciones internacionales como la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) -incluso, no han dejado de exponer que el cierre de las escuelas debe ser la última opción que deben tomar los gobiernos de los diferentes países del mundo.

A pesar de lo anterior, observamos con tristeza que las decisiones que debieron tomarse antes y durante el periodo navideño han pasado desapercibidas, dejando por encima de las actividades económicas al sector salud y al sector educación, donde parece que los consejos de salud en las entidades , el comercio era más importante para ellos que las consecuencias que estamos viviendo actualmente.

En este sentido, es importante observar un ejemplo concreto, como es el de la ciudad de Chihuahua, donde medios como esta editorial han publicado constantemente los enormes conglomerados que se han formado en el centro histórico, en los grandes centros comerciales, donde, en Además, se han instalado atracciones para atraer a la gente como una pista de hielo, la casa navideña, esculturas y grandes figuras alusivas a la temporada, donde para la “protección” de las personas de los “filtros sanitarios” se instalaron donde solo se aplicó gel antibacterial, pero dentro de las tiendas había un mar de gente sin el menor temor a lo que ya estaba pasando.

Es por esto que surgen serios cuestionamientos sobre nuestro comportamiento como sociedad civil y como sociedad organizada en gobierno. En el primer caso, al actuar con desprecio, pensando que si se vacunara a la mayoría de la población, “no pasaría nada” y, en segundo lugar, en la actuación del gobierno al autorizar, promover, proteger y desarrollar las actividades de hacinamiento, sabiendo que La nueva variante del virus se propaga en mayor medida por el aire, al respirar o al hablar, situación que ha dado lugar a un sinnúmero de contagios visibles hoy.

Así, volviendo al año, se convocó a la Mesa Estatal de Salud “en emergencia”, donde, entre otras medidas, se limitó a las personas en los espacios y se suspendieron las clases por al menos dos semanas adicionales. La pregunta obligada como sociedad es: Si ya sabíamos tanto sobre la nueva variante y la nueva forma de transmisión, ¿no hubiera sido oportuno convocar a principios de diciembre al Consejo Estatal de Salud y acabar con estas aglomeraciones? , evitando todo lo que ya se ha mencionado antes para que ya no tengamos estas consecuencias que estamos viviendo actualmente?

Doctorado en Gestión Pública y Políticas Sociales

manuelnavarrow@gmail.com

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Carmelo Ramundo

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