CIUDAD DE MÉXICO (AP) — Un tribunal de Nicaragua ordenó que un obispo católico romano permanezca bajo arresto domiciliario por cargos de “conspiración” y “difusión de noticias falsas”, informó el martes un sitio de medios del gobierno.

El sitio web gubernamental El 19 Digital dijo que el obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, ha sido acusado formalmente de estos delitos y de “perjudicar al gobierno y la sociedad de Nicaragua”.

La primera audiencia de Álvarez está prevista para el 10 de enero.

También se emitió una orden de arresto contra un sacerdote, el reverendo Uriel Vallejos, de quien se dijo que ya había salido de Nicaragua.

La medida del martes fue el capítulo más reciente de una ofensiva contra la iglesia por parte del gobierno del presidente Daniel Ortega que expulsó a las monjas de la orden religiosa Hermanas de la Caridad de la Madre Teresa.

En marzo, Nicaragua expulsó al Nuncio Papal, el principal diplomático del Vaticano en Nicaragua.

El obispo Álvarez ha estado bajo arresto domiciliario desde agosto. Ha sido una importante voz religiosa en las discusiones sobre el futuro de Nicaragua desde 2018, cuando una ola de protestas contra el gobierno de Ortega derivó en una amplia represión contra los opositores.

El gobierno de Ortega arrestó a decenas de líderes de la oposición el año pasado, incluidos siete posibles candidatos presidenciales. Fueron sentenciados a penas de prisión este año en juicios acelerados cerrados al público.

Ortega ha argumentado que las protestas a favor de la democracia se realizaron con apoyo extranjero y con el respaldo de la Iglesia Católica.

El exguerrillero marxista enfureció al Vaticano en la década de 1980, pero gradualmente forjó una alianza con la Iglesia cuando recuperó la presidencia en 2007 después de un largo período fuera del poder.

Pero días antes de las elecciones presidenciales del año pasado, que llevaron a Ortega a ganar un cuarto mandato consecutivo, acusó a los obispos católicos de la nación centroamericana de elaborar una propuesta política para 2018 en nombre de “los terroristas, al servicio de los yanquis”. También afirmó que los obispos eran “terroristas también”.

En agosto, el Papa Francisco dijo a miles de personas reunidas en la Plaza de San Pedro que estaba siguiendo de cerca los acontecimientos en Nicaragua que involucraban a “personas e instituciones” con “preocupación y dolor”. No nombró los arrestos.

“Quiero expresar mi convicción y mi esperanza de que a través del diálogo abierto y sincero todavía se pueden encontrar las bases para una convivencia respetuosa y pacífica”, dijo el Papa.