México-Estados Unidos, una nueva etapa – el Sol de México

Igualdad de socios serían las palabras clave para entender y, sobre todo, esperar los resultados de la nueva etapa de cooperación entre México y Estados Unidos, el llamado acuerdo bicentenario, que inicialmente se concluyó con la reunión de alto nivel. Viernes, encabezado por el secretario de Estado de la Unión de Estados Unidos, Antony Blinken, y el canciller Marcelo Ebrard. Fue el jefe de política exterior del gobierno de Joe Biden quien utilizó estos términos para significar el respeto a la soberanía de las dos naciones y así darle el carácter que debe encontrarse en el nuevo instrumento de colaboración mutua con la corresponsabilidad genuina. que faltaba en acordes y acuerdos anteriores. El acuerdo del bicentenario sustituirá a la iniciativa de Mérida firmada por los presidentes Georges Bush y Felipe Calderón. La Iniciativa Mérida dio lugar a la guerra declarada por el gobierno mexicano al crimen organizado, cuyas consecuencias, cientos de miles de muertos, continúan sufriendo en nuestro país. Ni la continuación de esta guerra ni la política de abrazos, no balas, ha logrado reducir la creciente delincuencia que aún hoy está presente.

Este acuerdo hace referencia a los 200 años que han transcurrido desde el inicio de las relaciones entre México y Estados Unidos, que tras nuestra independencia dieron paso al federalismo liberal, finalmente victorioso sobre el centralismo conservador y definieron el camino que guía hasta hoy la política de nuestro país. . . . Depuis la présence du premier plénipotentiaire nord-américain, Joel Poinsett, les relations entre le Mexique et les États-Unis ont certainement traversé des moments difficiles, des griefs, des désaccords et des retrouvailles qu’il faut surmonter comme des événements irréversibles de l’ historia. Pero no hay duda de que el acuerdo que en diciembre definirá las modalidades del qués de este instrumento, requirió de un fino trabajo de diplomacia mexicana rendido por la voluntad del gobierno del presidente Biden para acabar con las subordinaciones que en otros tiempos han sido determinados. a través de algunos de los pasajes de esta relación. Tres apartados establecen las acciones bilaterales que se deben seguir para lograr los objetivos del acuerdo: seguridad fronteriza entre los dos países, salud y desarrollo y la lucha contra la delincuencia internacional en la que México y Estados Unidos asumen las responsabilidades que les corresponden, siempre sobre la base, como ha señalado el secretario Blinken, del pleno respeto a la soberanía y la autodeterminación para definir las políticas que mejor se adapten a los intereses de cada país. Como ves, la novedad de este acuerdo es la igualdad de ambas partes. Los recursos asignados a la Iniciativa Mérida continuarán fluyendo para apoyar los programas resultantes del acuerdo general. En cuanto a la lucha contra la delincuencia, es obvio que los dos países deberán abordar tanto las causas como los efectos, tanto contra el poder económico de las pandillas como con el uso de la fuerza si se considera necesario para derribarlas. También se contará con la plena cooperación de Estados Unidos en el control del tráfico de armas a nuestro país, que ha sido un factor importante en el empoderamiento del crimen.

Si este principio de igualdad se realiza con la conciencia de las diferencias de los dos países, las palabras cooperación, ayuda mutua, apoyo al desarrollo y resolución de problemas pueden tener pleno efecto y no serán meros términos retóricos para ocultar subordinaciones. Con lo logrado en el Acuerdo del Bicentenario, el ministro de Relaciones Exteriores Marcelo Ebrard inscribe la diplomacia mexicana en la historia de los mejores momentos de la relación con el exterior y confirma que esta política se convierte en la mejor y más destacable del gobierno de Andrés Manuel. López Obrador.

Desde el México independiente, los cancilleres y diplomáticos mexicanos se han distinguido por defender los principios de soberanía, autodeterminación, respeto a los derechos ajenos y resolución pacífica de conflictos. Durante la Reforma del siglo XIX, México luchó por defender nuestra soberanía contra los intentos norteamericanos de dominar por completo la política del continente. Ya en el siglo XX, el ministro de Relaciones Exteriores Genaro Estrada, en el gobierno de Pascual Ortiz Rubio, sentó las bases de lo que sería la política exterior de México, vigente hasta ahora, al proclamar la no intervención en negocios de otros estados, la abstención califica a otros gobiernos y la soberanía y autodeterminación como normas de convivencia. Destacados cancilleres mexicanos destacaron la política exterior como Jaime Torres Bodet, quien también sería el director de la UNESCO; Luis Padilla Nervo en reconocimiento a las luchas por la independencia y contra el colonialismo. También se destacan cancilleres como Manuel Tello, quien, en abierta oposición a la política norteamericana, permitió que el gobierno de Adolfo López Mateos mantuviera un criterio independiente de la Organización de Estados Americanos. Secretarios de Relaciones Exteriores como Jorge Castañeda en la administración de José López Portillo han continuado el acercamiento de nuestro país con diversas regiones del mundo, en una política de apertura iniciada por López Mateos y continuada en otros gobiernos como Luis Echeverría. La labor del Ministro de Relaciones Exteriores Marcelo Ebrard puede alcanzar los valores de otras épocas de la diplomacia mexicana siempre que, que ya se vislumbra, que los objetivos de la relación con Estados Unidos de una colaboración franca y abierta en el respeto mutuo de se materializa la soberanía y la autodeterminación. sdelrio1934@gmail.com

Chiquita Pasqual

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