- Marcia Carmo
- De Buenos Aires a BBC News Brasil


Crédito, imágenes falsas
Carteles de Cristina Kirchner y Alberto Fernández; el vicepresidente y el presidente están en una lucha de brazos pública
Argentina vive horas de tensión política con el presidente Alberto Fernández y su vicepresidenta, la ex presidenta Cristina Kirchner, involucrados en un combate público de lucha libre que atraviesa la dirección de la economía y expone las divisiones en la alianza que se han visto como las esperanzas de sectores de la izquierda regional frente a la derecha tradicional.
El jueves (16 de septiembre), cuatro días después de la derrota del gobierno en las primarias previas a las elecciones parlamentarias de noviembre, la distancia política e ideológica entre ambos se enfatizó por primera vez en las declaraciones de un diputado kirchnerista que llamó a Fernández de “neo” (neoliberal ) y “ocupar” (intruso) de la Casa Rosada.
El día anterior se anunció la renuncia colectiva de cinco ministros de base que eran leales al expresidente y más izquierdistas. Entre ellos el ministro del Interior, Eduardo ‘Wado’ de Pedro, cuyos padres eran militantes políticos y fueron asesinados durante la dictadura militar (1976-1983).
Poco después de que se publicaran las declaraciones de la diputada kirchnerista Fernanda Vallejos, ese mismo jueves, Cristina publicó una larga carta en sus redes sociales criticando al presidente y a su gobierno. Sugirió que la administración de Fernández siguió una pauta que deberían evitar y que a menudo se asocia con la ley.
“Le señalé (a Fernández) que pensaba que las políticas de ajuste fiscal no estaban siendo adecuadas, que estaban impactando negativamente la actividad económica y por ende la sociedad en su conjunto, y que no hay duda de que ‘esto tendría ramificaciones electorales, “escribió el vicepresidente.
Dijo al mandatario que los argentinos están sufriendo pérdidas salariales, falta de trabajo y “precios descontrolados” y que esta situación debe cambiar. Según datos oficiales publicados esta semana, la tasa de inflación de 12 meses de Argentina fue de 51,4%, incluido el índice de 2,5% de agosto.
Solo en los primeros ocho meses de este año, el aumento de precios fue del 32,4%, aún según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). La cifra supera el 29% previsto para todo el año en el presupuesto del gobierno. La tasa de pobreza, a su vez, ronda el 44%, también según datos oficiales.
Argentina ya vivía una alta inflación y pobreza durante el reinado del expresidente Mauricio Macri, opositor al kirchnerismo, cuando Fernández y Cristina asumieron la presidencia. La situación se agravó durante la nueva pandemia de coronavirus y en el pasado, según encuestas del Fondo Monetario Internacional (FMI), la economía de Argentina se contrajo alrededor de un 11% y, junto con Perú, registró uno de los peores indicadores de la región – excluyendo Venezuela, que según el organismo internacional habría tenido un retiro de más del 20%.
En la misiva, la vicepresidenta también recordó que Fernández llegó a la presidencia porque fue ella quien, sola, lo eligió como candidato a la Casa Rosada.
“Tomé (la decisión) con la seguridad de que era lo mejor para mi país. Solo le pido al presidente que respete esta decisión”, escribió. Según el diario bonaerense Página 12, Alberto Fernández respondió diciendo: “Ella me conoce. Ella sabe que no cedo a la presión”.
‘Desastre político’


Crédito, Spencer Platt / Getty Images
Casa Rosada, en Buenos Aires; Argentina tiene datos sociales y económicos preocupantes
La dicotomía entre presidente y vicepresidente, de la que solía hablarse entre bastidores de la política argentina, salió a la luz tras la derrota del gobierno en las primarias que determinaron los candidatos para las elecciones parlamentarias del 14 de noviembre.
Fue una “derrota electoral (para el kirchnerismo) sin precedentes en una elección parlamentaria”, dijo Cristina, calificando el resultado de “catástrofe política”.
El domingo, el frente opositor Juntos por el Cambio, aliado del expresidente Mauricio Macri, a menudo referido como “neoliberal” por los kirchneristas, recibió el domingo, en un resultado que sorprendió tanto al gobierno como a la oposición, sobre 40% del estado de ánimo nacional.
La coalición gobernante Frente de Todos recibió el 31% de los votos. El resto de votos se dividió entre quienes se definen como “izquierda pura” (5,8%) y la llamada “tercera vía” (4,4%).
En entrevista con América TV, desde Buenos Aires, el ministro de Economía, Martín Guzmán, negó haber realizado ningún ajuste fiscal y dijo que se están tomando medidas para “organizar” la economía dado el pesado legado que, dijo, recibió del macroismo.
Guzmán se define como el principal negociador del gobierno con el FMI con quien está tratando de llegar a un acuerdo sobre la deuda de 44.000 millones de dólares, el préstamo récord de la organización, contraída durante la administración de Macri.
Para los analistas políticos de todos los ámbitos de la vida, la difícil situación de la economía argentina fue uno de los factores en los resultados de las elecciones primarias y también podría llevar al gobierno a perder las elecciones parlamentarias de noviembre, cuando la mitad de los escaños de la Cámara de Diputados y se renovará uno, el tercero del Senado y se determinará si el gobierno retendrá la mayoría en el parlamento.
En un artículo publicado el viernes en el diario bonaerense La Nación, el analista político Sergio Berensztein dijo que el panorama para el gobierno es “sombrío, en términos electorales, políticos, institucionales y económicos” dada la situación económica y económica. “crisis política” que involucra al presidente y su vicepresidente.
“La situación para el gobierno y para el presidente se tornó más difícil luego de la divulgación de imágenes del cumpleaños de la primera dama (Fabíola Yañez) el año pasado, cuando el país obedeció las órdenes del presidente, pero él mismo no cumplió con el requisito”, dijo el analista político Rosendo Fraga del Centro de Estudios Nova Maioria.
Las fotos y videos de la conmemoración se dieron a conocer hace aproximadamente un mes y se filmaron en julio pasado, cuando uno de los decretos presidenciales exigía efectivamente el aislamiento social y la prohibición de las reuniones. En ese momento, Fernández tenía altos índices de popularidad, con niveles superiores al 60%, y ahora, según la encuesta, estaría entre el 30% y el 35%.
La noticia del festejo en la residencia presidencial de Olivos llevó al expresidente de Uruguay, José “Pepe” Mujica, un referente de izquierda, a declarar que “los presidentes no pueden ser perdonados”. En otras palabras, algo imperdonable. Este viernes, el diario uruguayo El País publicó un artículo en el que afirma que tras la carta de Cristina, Fernández será “admitido” ante Cristina o un independiente.
Alberto Fernández ya había sido criticado el pasado mes de junio por decir que los brasileños “venían de la selva” y los argentinos “de los barcos”. Según los asesores de BBC News Brasil, tiene la costumbre de hablar improvisadamente y esto habría sido un “acto de fracaso”. Las repercusiones internas y externas llevaron a sus aliados a pedirle que dejara de hablar improvisadamente, informó la prensa local.
En el apogeo de la popularidad del presidente, representantes de los movimientos sociales de izquierda en Argentina afirmaron que nació el “albertismo”, que fortalecería los brazos del peronismo tradicional, fundado por el ex presidente Juan Domingo Perón en la década de 1940, y del kirchnerismo, que surgió de la elección del ex presidente Néstor Kirchner, en 2003.
Kirchner era el esposo de Cristina y murió en 2010. El presidente Fernández tomó una serie de medidas alabadas por la izquierda, como expulsar al expresidente Evo Morales inmediatamente después del conflictivo proceso electoral de Bolivia en 2019, y visitar al expresidente Evo Morales. Presidente Luiz Inácio Lula da Silva, en prisión en Curitiba, junto con el excanciller Celso Amorim, durante la campaña electoral.
Sin embargo, dos años después de su mandato, sectores de izquierda comenzaron a cuestionarlo. “La crisis económica habla más fuerte”, dijo Fraga. Este sería uno de los motivos del regreso de manifestaciones casi diarias, lideradas por movimientos sociales, como este viernes, en el centro de Buenos Aires.


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