El aborto ya no es un delito en México. Pero, ¿se opondrán los médicos?

A medida que los activistas han ampliado el acceso al aborto en todo el país, sus esfuerzos ocasionalmente han provocado un levantamiento entre algunos médicos y enfermeras. Cuando la Ciudad de México legalizó el aborto en 2007, muchos trabajadores de la salud no realizaron el procedimiento. En Oaxaca, que legalizó el aborto en 2019, un grupo de médicos luchó sin éxito para que se derogara la ley.

La reacción también se ha extendido a las legislaturas estatales. Dos de los partidos políticos más poderosos del país agregaron cláusulas a 19 constituciones estatales que subrayaron el compromiso del gobierno de proteger la vida desde el momento de la concepción.

La decisión no agregó nuevas sanciones para el aborto, pero fue una herramienta poderosa para señalar que cualquiera que no reportara los abortos en estos estados “estaría cometiendo un gran error”, dijo Martha Lamas, una activista feminista. “Tuvo un impacto en la mente de mucha gente”.

En una decisión histórica separada la semana pasada, la Corte Suprema también declaró inconstitucionales tales cláusulas. Al jurar proteger la vida por nacer, “implícitamente, lo que están haciendo es imponer límites a los derechos humanos de otras personas, en este caso mujeres”, dijo uno de los jueces, Luis María Aguilar.

La Sra. García dice que todavía tiene miedo, a pesar de las acciones del tribunal. Vive en Guanajuato, bastión del conservador partido PAN, donde los políticos locales se han pronunciado enérgicamente contra la decisión de despenalizar el aborto.

De manera más inmediata, García vive con padres conservadores y teme que la echen.

Antes de salir del hospital, García dijo que le dijeron que se desnudara para un examen. Luego, una trabajadora social entró a la habitación y le pidió la dirección de su casa y otra información personal para que el hospital pudiera reportarla a las autoridades.

Desde la visita a la sala de emergencias, dice, no ha podido dormir toda la noche.

“Es una angustia diaria”, dijo. “En cuanto mis perros empiezan a ladrar, empiezo a temblar, empiezo a pensar que son ellos, que está hecho, que voy a enfrentar los cargos”.

Chiquita Pasqual

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