La mayoría de las emisiones de CO2 provienen del uso de combustibles naturales como el carbón y los aceites. Como resultado, se le ha prohibido aumentar el uso de carbón para la generación de energía bajo la COP 21 – o el Acuerdo de París – y algunos de los principales emisores se han comprometido a entrar en una situación de carbono neutral para mediados de siglo.
Sin embargo, la necesidad del momento es actuar ahora, no en 30 o 40 años. Las emisiones de carbono deben reducirse drásticamente ahora para cumplir con los compromisos de neutralidad de mediados de siglo.
Como mínimo, las incidencias cada vez más frecuentes de inundaciones devastadoras, tras enormes lluvias torrenciales, huracanes y tormentas de fuerza sin precedentes provenientes de los mares, dejan en claro que la acción ya no puede posponerse a largo plazo.
Muchos grandes emisores también han impuesto regulaciones nacionales sobre el uso de combustibles fósiles. China, por su parte, ha puesto en marcha una serie de medidas para reducir el uso de carbón y petróleo. Los gobiernos provinciales han establecido objetivos de control de emisiones y Xi Jinping, el líder supremo de China, ha dado instrucciones a los gobiernos provinciales para que cumplan con los objetivos climáticos.
Esto ha llevado a restricciones en el uso de carbón, que parece estar en el centro de la actual crisis energética en todo el mundo. Aparte del uso de carbón para centrales térmicas, el mundo ha visto caer en picado los niveles de inversión en el sector petrolero. Entonces, hay una serie de pasos en falso en el sector energético global que ahora se manifiesta en escasez.
En primer lugar, no se han realizado nuevas inversiones en el sector del petróleo y el gas durante la última década, agravada aún más por la pandemia. La propagación del virus y los bloqueos resultantes han reducido drásticamente la demanda de electricidad y combustibles.
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