¿Por qué AMLO no quiere a Biden? – 12/02/2021 – Mundo

Los presidentes de México y Estados Unidos sostuvieron su primera conversación telefónica el 23 de enero. Según informaciones de prensa, Joe Biden inició el diálogo señalando de manera divertida que no era Donald Trump, a lo que Andrés Manuel López Obrador (AMLO) respondió con seriedad que tenía una excelente relación con el expresidente y magnate neoyorquino.

La anécdota confirma lo que ya sabíamos: AMLO fue un trompetista secreto en las elecciones estadounidenses. Algunos explican la afinidad del tabasqueño con Trump, señalando que son almas gemelas políticas. No se equivocan. Ambos son populistas, demagogos, alborotadores y desprecian la ciencia y las élites intelectuales.

Su mutua afinidad quedó evidenciada en la extensa carta de presentación que AMLO envió a Trump en 2018, en la que destaca sus similitudes: “Políticamente, me alienta que ambos sepamos cómo hacer lo que decimos y hayamos tenido éxito al enfrentar la adversidad. en poner a nuestros votantes y ciudadanos en el centro y desplazar al establecimiento o régimen en el poder “.

Con ese asentimiento, AMLO anotó puntos con Trump al presentarse a sí mismo como uno de los suyos: un forastero a quien las arrogantes élites en Washington y Ciudad de México han considerado no apto para ocupar la alta dignidad de la presidencia. Pero, de forma espectacular y sorprendente, les demostraron que estaban equivocados.

Tal camaradería y calidez contrasta con la frialdad (rozando la rudeza) que desplegó AMLO al resistirse a felicitar a Biden por su inequívoca victoria el pasado mes de noviembre. Bajo el falso argumento de que el proceso electoral de Estados Unidos no había terminado, AMLO promovió las infundadas acusaciones de Trump de fraude electoral que se convirtieron en una crisis con el asalto del 6 de enero al Capitolio.

La lógica de AMLO, sin embargo, no resiste el escrutinio. Su gobierno siempre ha sido el primero en felicitar a los presidentes del mismo grupo político que él, como fue el caso del argentino Alberto Fernández.

Sin embargo, me parece que la aversión de AMLO a Biden es más prosaica: no se basa en diferencias de carácter, sino en una estrategia política fría y calculadora. La verdad es que AMLO prefería a Trump porque le dejaba hacer y deshacer lo que quería sin la más mínima desaprobación. Las cosas serán muy diferentes con Biden en al menos tres áreas que afectarán directamente la relación entre Estados Unidos y México.

La primera área es el medio ambiente, un tema que no le preocupa al gobierno de AMLO. Por ejemplo, hasta ahora, durante este sexenio, la ahora irrelevante Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) ha tenido tres nuevas direcciones. El actual jefe es un miembro desconocido del muy cuestionable Partido Verde Ecologista de México (PVEM).

A todos los efectos, el gobierno mexicano ha abandonado la protección ambiental como política de estado y las consecuencias son obvias. Despejaron todo un manglar para construir una refinería en el estado natal del presidente, continuaron inyectando dinero a PEMEX y promoviendo el uso de combustibles fósiles y promoviendo la construcción en áreas protegidas, como la Reserva de la Biosfera de Calakmul. Para disgusto de AMLO, la administración Biden colocará el tema ambiental en el centro de la agenda diplomática con México.

La segunda área de conflicto será la democracia. Al expresidente Trump le gustaba estrechar la mano de los autócratas. En el fondo, los admiraba y le hubiera gustado convertirse en un hombre fuerte al frente de su nación como Vladimir Putin o Erdogan. También en este caso, AMLO perdió con la victoria de Biden.

La nueva administración ya advirtió que la defensa de los valores democráticos volverá a la agenda estadounidense. Esto necesariamente se trasladará al enfrentamiento directo y frontal de AMLO con el Instituto Nacional Electoral (INE) y sus asesores, a los que descalifica día por medio.

No se detiene ahí. Si AMLO revocara las elecciones de junio de este año con el pretexto de una pandemia, o rechazara los resultados acusando al INE de fraude, tendría que dar explicaciones a la Oficina de Asuntos Hemisféricos en Washington.

La tercera y última área es la creciente militarización del país. Aquí surge la cuestión de la detención y posterior liberación del general Cienfuegos. Los puentes entre la DEA, el FBI y las fuerzas armadas mexicanas volaron cuando Cienfuegos fue arrestado en el aeropuerto de Los Ángeles en octubre del año pasado.

Fue un golpe para el ejército, que goza de un amplio apoyo y reconocimiento en México entre los actores políticos. La posterior liberación del general por parte de las autoridades estadounidenses por orden de Trump y la acusación de AMLO contra la DEA de fabricar pruebas solo empeoraron las cosas.

El resultado es que hoy tenemos un presidente mexicano que utiliza a los militares como garantía para su proyecto político, y una nueva administración en Washington que desconfía de las fuerzas armadas mexicanas. Estos son los elementos de una tormenta perfecta que podría convertirse en un serio conflicto diplomático.

Y es por eso que AMLO eligió a Trump sobre Biden. Mala suerte para él, porque ahora va a tener que bailar con los más feos.

Traducción de Maria Isabel Santos Lima

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Little Pasqual

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