López Obrador admitió que el gobierno no ha podido vender el avión Boeing 787, al que califica de demasiado lujoso y se niega a utilizar.

En cambio, el presidente dijo que simplemente entregará el avión a una empresa dirigida por el ejército que operará el nuevo aeropuerto Felipe Ángeles de la Ciudad de México. El avión estará estacionado allí y estará disponible para que la gente lo alquile para organizar fiestas durante el vuelo.

“Los alquileres pagarán los costos y el mantenimiento”, dijo López Obrador. “Estará abierto al público si alguien lo quiere, porque se van a casar… y quieren traer a sus amigos y familiares… o fiestas de mayoría de edad, cumpleaños”.

Las familias mexicanas a menudo organizan fiestas elaboradas para sus hijas cuando cumplen 15 años.

Desde 2018, López Obrador ha tratado de atraer a empresas y líderes empresariales para que compren el avión, incluso organizando una rifa simbólica.

López Obrador se enorgullece de su frugalidad, realiza vuelos comerciales y solo ha realizado un viaje al extranjero.

Ha dicho que el avión es difícil de vender porque es demasiado especializado y se fabrica por encargo. Dijo que el gobierno aún estaría abierto a ofertas por el avión, pero después de casi tres años y medio, esa posibilidad parece escasa.

El avión fue comprado por $200 millones y fue utilizado por el anterior presidente, Enrique Peña Nieto. Fue una venta difícil porque está configurada para transportar solo a 80 personas y tiene una suite presidencial completa con baño privado. Los expertos dicen que sería costoso reconfigurarlo en un avión de pasajeros típico que podría transportar hasta 300 pasajeros.