Durante veinte minutos, el presidente López Obrador dio el paso más alto de la ONU esta mañana, relegando la presidencia del Consejo de Seguridad a la categoría de modelo cuadrado desde el que pronunció un discurso de campaña.
Propuso una variante de “armas sin balas” para el mundo, una especie de “balas, no bombas”: con la misma pobre visión que aplicó a México por el grave problema de seguridad, ahora propone repartir dinero al mundo con una simplificación tan dolorosa que indica que los Cascos Azules serán reemplazados por Servidores de Naciones Unidas, con Contadores Bienestar incluidos.
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas se reúne para identificar y decidir sobre las operaciones de mantenimiento de la paz y los mandatos caso por caso en múltiples conflictos en todo el mundo. López Obrador fue a hacer un desayuno con la misma estrategia diaria que se aplica en nuestro país: una deliberada confusión de conceptos.
Básicamente, su idea para el mundo es implementar lo que en México ha tenido resultados desastrosos, multiplicado las muertes, vacío de poder en grandes áreas y mayor impunidad. Solo tenía que proponer que el Consejo de Seguridad se reuniera todos los días a las 6 de la mañana como fórmula mágica para la paz mundial.
Rusia y China, miembros permanentes del Consejo, han decidido expresar su sorpresa por la devaluación de la plataforma y han sugerido que otros organismos de la ONU presenten sus fantasías al presidente mexicano. Estados Unidos, que lo ha observado más de cerca y es consciente de sus palabras, ha optado por ignorarlo.
Hay quienes creen que el presidente de México pronunció un discurso más apropiado ante la Asamblea General de las Naciones Unidas y que no supo qué escaño ocupaba. No es que no lo supiera, es que no le importó y no le interesan las payasadas técnicas y las risas complacientes de los actores de la política global. Porque fue a la ONU para hablar con su rebaño en México, para reforzar su visión intolerante de ser un “líder mundial” para que sus anfitriones digitales pudieran abrumarlo con tweets tontos. Continuó diciendo lo que aquí repite todos los días: que todo es culpa de los malos ricos que roban a los pobres y que él con la varita mágica del predicador transformará el mundo en el paraíso que perdimos.
Fue un viaje del ego, muy al estilo de Luis Echeverría. El salvador de México ahora se ve a sí mismo como el salvador del mundo. Es una broma irrelevante para los países de la ONU. Porque su aplauso local es la energía para seguir aplaudiendo hasta sangrar por un gobierno basado en el narcisismo insaciable de un hombre.
SAKIAMORBOS
Dicen que van a revelar imágenes que muestran figuras y vehículos de una famosa empresa de seguridad pública sin hacer nada con los huachicoleros que sacaron gasolina del tomacorriente que explotó en Puebla, dejando muchos muertos.
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