Laura Coronado Contreras *
En su trabajo más reciente, “No-Things: Bankruptcies of Today’s World”, el escritor coreano Byung-Chul Han señala que estamos en una transición digital. Según el autor, pasaremos de la era de las cosas (la terrenal, que nos permite conocer a los demás y conocernos a nosotros mismos) a las no-cosas (una sociedad desmaterializada que no tiene recuerdos sino información). ¿Es cierta esta pesadilla orwelliana? ¿Nos convertiremos en voces sin cuerpos?
Al mismo tiempo, Mark Zuckerberg presentó su visión sobre la transformación tecnológica y sobre la nueva fase del ciberespacio: el metaverso, un espacio donde no hay límites entre la realidad física, aumentada y virtual. ¿Podrá todavía un término que surgió de la ciencia ficción separarse de la ciencia ficción para seguir siendo simplemente ciencia?
Ambas posiciones que pueden parecer diametralmente opuestas, en realidad, reflejan nuestra necesidad de crear un mejor entorno tecnológico, incrementar la inclusión digital y, en definitiva, dar un canal diferente al internet actual. Escándalos de filtración de datos, sospechas de manipulación electoral, crítica al consumismo feroz y daño psicológico son algunas de las críticas más constantes. ¿Podemos volver atrás y evitar un mundo de intangibles?
Sin duda, pasaremos del internet de las cosas al internet de las personas. El gran dilema de los escenarios anteriores es cómo queremos hacerlo. La pandemia nos ha demostrado que las redes sociales han permitido reducir el impacto negativo a nivel económico y social y, también en el ámbito emocional, han animado a familias enteras a mantenerse en contacto. Sin embargo, también sufrimos estrés laboral, agotamiento por las interminables videoconferencias y clases online. Entendimos lo esencial: necesitamos conexiones, crear comunidades.
El Metaverso podría ser la respuesta al libro de Han, es la promesa de tener lo mejor del mundo digital sin las falencias que tenía frente al mundo físico: nos daría fisicalidad, no estaremos solos frente a una pantalla , podremos mirarnos a los ojos, escuchar la voz, tener una relación directa sin salir de nuestros hogares o ciudades.
El enfoque de Han para luchar contra el ser (tener experiencias) versus tener (consumir nuestras emociones) es el mismo que las plataformas y nosotros mismos deberíamos estar haciendo. Tanto Zuckerberg como Han olvidan que somos ciudadanos digitales, y no ellos, que han popularizado y simplificado la forma en que hacemos negocios, estudiamos, viajamos y nos relacionamos con la tecnología juntos. Los hemos mejorado. Hemos transformado las plataformas en motores de crecimiento, motores de ejercicio de derechos y nos hemos beneficiado de un espacio sin fronteras, igualitario y universal.
¿Qué tipo de Internet de las personas queremos? Idealmente, uno donde podamos elegir libremente, conocemos las reglas, nuestra privacidad está protegida y todos construimos un mejor escenario en la era digital.
* Investigador de la Universidad Anáhuac México. Autor de Libertad de expresión en el ciberespacio (Tirant), Regulación global del ciberespacio (Porrúa) y 12 obras para conocer la ley (Bosch). @soylaucoronado.
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