El menú de Taquería incluirá los platos más populares de los camiones de comida, incluida la birria, carne de res cocida a fuego lento con salsa para mojar, que es la más vendida. Pero el restaurante también exhibirá otro tipo de platos que no tendrían el espacio o el tiempo para ser preparados en un camión de comida.
“Las canastas, o tacos de canasta, son un desayuno típico en México”, dice Ramírez. “Ponemos los tacos en estas canastillas y las cubrimos con papel pergamino y les ponemos aceite muy caliente. Todo el calor se evapora y los tacos sudan”.
Si bien los comensales pueden esperar los exclusivos churros hechos a pedido de El Mero Mero en la Taquería, también debutarán varios postres nuevos, como un flan de caramelo. “También tendremos plátanos fritos, donde freímos el plátano macho y lo cubrimos con salsa dulce y crema agria. Suena simple, pero combina sabores que son muy buenos”, dijo Ramírez.
Ramírez está consciente de que su restaurante se suma a muchos establecimientos mexicanos que han abierto en Edmonton en los últimos diez años, pero cree que el enfoque en la autenticidad y la cocina basada en el sabor distinguen a El Mero Mero. Por ejemplo, las tortillas de harina son hechas a mano, mientras que las tortillas de maíz son todas caseras.
“Una de las cosas que tenemos que otros restaurantes no tienen es un asador vertical. Es como un asador y cocina la carne de una manera real como en la Ciudad de México”, dijo Ramírez. “También cocinamos nuestras carnitas en una olla de cobre. La razón es que le da más dulzura a la carne y le da el sabor que esperas”.
Finalmente, Ramírez cree que su filosofía solidaria ha sido un factor clave en la fidelización de los clientes. El Mero Mero elige una organización benéfica diferente cada mes y dona parte de la facturación para retribuir. Por ejemplo, en mayo, la empresa donó $1200 a las Olimpiadas Especiales. “La gente quiere apoyarnos porque apoyamos a la comunidad”, dijo Ramírez.
Aunque los últimos dos años han sido un torbellino, Ramírez dijo que el tiempo previo a la apertura del restaurante fue el más agotador. “Me ha salido mucho pelo blanco en los últimos dos meses”, se rió Ramírez. “Pero valdrá la pena”.
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