Los cargos de crimen organizado y operaciones con recursos ilícitos que la Fiscalía interpuso esta semana contra 31 investigadores han dividido a académicos y funcionarios del gobierno del propio López Obrador. Esta semana, un juez federal rechazó por segunda vez la solicitud de la Fiscalía de dictar órdenes de aprehensión contra este grupo de científicos, sin embargo, la Fiscalía ya anunció que insistirá por tercera vez ante el Poder Judicial, considerando incluso un cambio en el enfoque de quejas. Los abogados consultados advierten que las acusaciones son desproporcionadas y carecen de base legal. En coincidencia, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, ha calificado como “exagerada” la imputación del ministerio público por delincuencia organizada, un delito que amerita prisión preventiva en prisiones de máxima seguridad como el penal del Altitude State of Mexico .
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El ministro retirado de la Corte Suprema de Justicia de México, José Ramón Cossío, enfatiza la preocupación de que la fiscalía esté utilizando el crimen organizado como una práctica ordinaria cuando debería ser la excepción. “Lo que debería ser una dieta de excepción para los malos se convierte en la dieta regular para los malos y los buenos, y como es un crimen organizado, te voy a llevar a la cárcel del Altiplano, eres un muy peligroso persona sin derecho a fianza, por lo que lo que debería ser la gran conclusión termina siendo una suposición persecutoria sobre estas personas ”, dice.
Cossío lamenta la escalada de polarización, división y guerra de declaraciones que ha surgido en torno a este caso. “Todos se han posicionado, pocas personas tienen una comprensión cabal del problema y todos quieren que su puesto gane porque el tema del prestigio ya está comprometido”, reflexiona.
Diego Valadés, abogado e investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, explica que la posición radical de la Fiscalía sugiere que puede haber razones distintas a las legales para actuar de manera tan agresiva. “En el caso de los académicos se les puede pedir una aclaración sobre los recursos que han recibido y cómo los han utilizado, es perfectamente razonable, pero acusarlos de delincuencia organizada es un acto desmedido, que no puede ser motivado que no tenga relación con qué. Está previsto, que es el esclarecimiento del destino de los recursos que se han entregado ”, añade.
El abogado precisa que la gestión de los recursos del Foro Científico y Tecnológico (FCCyT) no puede considerarse como una operación con recursos de origen ilícito porque el dinero proviene del mismo presupuesto del gobierno federal. Valadés advierte que la insistencia de la Fiscalía en llevar ante la justicia al grupo de investigadores de estos delitos pone en tela de juicio la objetividad de la Fiscalía.
Para la exdirectora de Auditoría Forense de la Auditoría Superior de la Federación, Muna Dora Buchahin, la acusación de la fiscalía también busca un efecto disuasorio para que estas acciones no vuelvan a ocurrir. “Espero que con esta misma sustancia se lleven todos los archivos”, dijo. El abogado explica que este caso también refleja la ausencia de órganos de control interno, entidades que deberían haber disparado alertas en caso de mala gestión de los recursos públicos.
Durante su conferencia matutina del viernes, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, insistió en que se investigue al grupo de científicos. “Le pregunto a la gente si la lucha contra la corrupción es selectiva o incluso, ¿vamos a excluir a grupos, potentados de las élites de la ciencia, la intelectualidad o la economía o vamos a excluir ‘aplicados de manera uniforme?’, Dijo el presidente. Refiriéndose a esta asociación civil dependiente de la Fiscalía, López Obrador dijo que había un grupo de investigadores que iban a los congresos “y tenían que ser pagados con el presupuesto incluso por su lujo”.
En la misma línea, Jenaro Villamil, presidente del sistema de radiodifusión pública del estado mexicano, organismo público descentralizado, defendió el trámite de la Fiscalía a través de su cuenta de Twitter. “La comunidad científica no es lo mismo que un grupo que usurpa el estatus de los científicos para hacer negocios, triangular fondos, distribuir beneficios. Es corrupción y hay que combatirla “por el bien de los auténticos científicos del país”, escribió en la red social.
Foro Consultivo desestima acusaciones
En su primera declaración sobre el tema, el Foro Asesor Científico y Tecnológico calificó de “sorprendentes e infundadas” las acusaciones de la fiscalía que involucran al menos a seis ex miembros de la asociación civil, incluidos los tres últimos coordinadores de la asociación: Gabriela Dutréit, José Franco y Julia Tagüeña Parga.
La fiscalía asegura que durante la gestión de Enrique Peña Nieto, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) financió ilegalmente el Foro con más de 244 millones de pesos. El fiscal continúa diciendo que el Foro se creó como una asociación civil al margen de la estructura orgánica del Consejo. La fiscalía designa a la FCCyT como una empresa privada que fue creada, autorizada y financiada por funcionarios para beneficiarse posteriormente.
En respuesta, la asociación civil declaró por escrito que durante más de 18 años, FCCyT operó como una asociación civil autónoma y fue financiada por Conacyt. El Foro recuerda que su constitución como asociación civil fue validada por el Estatuto Orgánico del Conacyt hasta diciembre de 2019, fecha en la que se modificó este estatuto para que el Foro se convierta en un órgano interno del Conacyt, sin personal legal ni patrimonio propio.
El Foro asegura que cada año el Conacyt entrega un certificado de conclusión técnica y financiera favorable del uso de los recursos otorgados a la asociación civil. “Incluso la actual Administración ha elaborado un balance favorable del uso de los últimos recursos otorgados para 2018 y el primer semestre de 2019”, se lee en el documento.
A través de un comunicado firmado por todos los coordinadores, se enfatizó en las evaluaciones positivas que acumuló la asociación civil de 2002 a diciembre de 2019, cuando el Conacyt modificó la naturaleza del Foro y se rompió toda relación con el máximo órgano federal de ciencia en el país. El documento está firmado por José Antonio de la Peña Mena, José Luis Fernández Zayas, Juan Pedro Laclette San Román, Gabriela Dutrénit Bielous, José Franco y Julia Tagüeña Parga, los tres últimos imputados por la Fiscalía.
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