CIUDAD DE MÉXICO – Un día de abril, el fundador de una startup estadounidense llamada Make Sunsets se paró afuera de una casa rodante en Baja California, México, y lanzó dos globos meteorológicos que contenían dióxido de azufre al aire, dejándolos flotar en la estratosfera.
El empresario Luke Iseman dijo que el dióxido de azufre en los globos desviaría la luz solar y enfriaría la atmósfera, una controvertida estrategia climática conocida como geoingeniería solar. México dijo que el lanzamiento violó su soberanía nacional.
Iseman, de 39 años, dijo que no sabía qué pasó con los globos. Pero la publicación no autorizada, que se hizo pública en enero, ya ha tenido un impacto: ha puesto en marcha una serie de respuestas que podrían establecer las reglas para la futura exploración de geoingeniería, particularmente por parte de empresas privadas, en México y en todo el mundo.
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