“Una economía viva depende de al menos uno de los siguientes: el motivo de la ganancia; la guerra en el mundo; o guerra espacial” Neil de Grass Tyson.
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En las últimas semanas, la actualidad internacional ha mantenido su epicentro del conflicto armado.
Y en este contexto, la historia nos ha demostrado que nunca debemos subestimar el poder destructivo del ser humano, que entre todos los fenómenos que comprende, existe una antigua conexión de complicidad: la ciencia y la guerra.
La astronomía no queda excluida de esta unión, aunque parezca una disciplina inofensiva, desde la antigüedad ha sido utilizada para batallas, asedios, mentiras y manipulaciones.
Fiel a su compromiso de popularizar la ciencia, el astrofísico Neil de Grass Tyson, reconocido como el sucesor de Carl Sagan en el programa Cosmos, es coautor del libro con el historiador Avis Lang.
Artículo editorial “Ciencia y Guerra” Paidós en 2019, que revela el acuerdo secreto entre astronomía, tecnología y guerra.
El poder espacial radica en el conocimiento, la capacidad y la voluntad de realizar acciones fuera de la atmósfera, en este sentido la obra explora el uso militante de la astronomía desde la antigüedad con su uso para la localización, orientación o pronóstico del tiempo, hasta la revolución tecnológica con herramientas que han cambiado nuestra capacidad de observación: telescopios que revelan los secretos del firmamento, satélites capaces de producir ciberataques, e incluso el desarrollo de teorías de fusión y detección multiespectral.
La ciencia, por otro lado, es incapaz de determinar qué hacer con sus propios descubrimientos.
No existe el conocimiento inofensivo, las amenazas ya existen más allá de lo que nuestros ojos pueden ver.
En cambio, la obra de Tyson y Lang proclama con cierta esperanza que más allá de los desacuerdos, las naciones necesitan poder forjar acuerdos que potencien la capacidad de cooperación y así, en lugar de destruir, lograr la permanencia en el planeta.
Somos lo que hemos leído y esta es la palabra del lector.
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