La inflación en México resulta más rígida de lo esperado. La pandemia creó cuellos de botella logísticos en todo el mundo y cambió los hábitos de consumo de las personas, lo que obligó a ajustar los precios. Pero las autoridades y los analistas esperaban que los precios se hubieran estabilizado para entonces. El próximo jueves, el Banco de México anunciará su decisión de política monetaria y los analistas esperan que la tasa de interés de referencia suba un 0.25% para ayudar a contener las expectativas de inflación.
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Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), los precios han subido un 5,59% en los últimos 12 meses, muy por encima del objetivo del banco central de entre 4% y 2%. La cifra de agosto mostró una mejora con respecto a junio, cuando la inflación llegó al 6,08%, la más alta desde 2017. Pero no ha caído tanto como se esperaba, explica Joel Virgen, economista y consultor independiente de Out of the Box., Una firma de análisis.
“Todos estaban casi de acuerdo en este punto en que estas presiones han durado más de lo esperado y hay incertidumbre sobre cuánto durarán”, dijo Virgen, exjefe de análisis del banco de inversión francés BNP Paribas. “Esta decisión de Banxico en particular es trascendental, no necesariamente por las expectativas de precios, sino porque la discusión puede enfocarse en el hecho de que la presión se ha extendido más de lo que se pensaba y es probable que se extienda más de lo que se pensaba”, apunta. Banxico publicará el acta de su reunión el jueves dos semanas después, es decir, el 14 de octubre.
La tasa de referencia definida por el Banco de México es de 4.5%, el nivel más alto en casi un año. El directorio del banco central, encabezado por el gobernador, Alejandro Díaz de León, sorprendió a los mercados con un alza de 0,25% en junio y luego por segunda vez en agosto. Esta es la herramienta más poderosa del banco, ya que las altas tasas de interés fomentan el ahorro, mientras que las bajas tasas de interés estimulan la deuda y el gasto, el motor del crecimiento económico. El año pasado, la economía mexicana sufrió su peor declive desde la década de 1930 y no pudo recuperar sus niveles de producto interno bruto (PIB) antes de la pandemia.
El arrepentimiento por la inflación no es exclusivo de México. En todo el mundo, los impactos de la pandemia han resultado en vidas más caras, en parte porque los bloqueos interrumpieron las cadenas de suministro de productos y materias primas, desde combustible y acero hasta semiconductores para producir productos electrónicos. En Europa y América Latina, los precios del gas y, por tanto, de la electricidad están aumentando. El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, incluso ha creado una distribuidora estatal de gas licuado para brindar precios accesibles a las poblaciones más vulnerables. Además, los precios de los alimentos, incluida la tortilla de maíz, base de la cocina mexicana, se han elevado a 27 pesos el kilo.
“Como consumidores, enfatizamos los bienes y servicios de ciertos sectores”, dice Virgen, “los productos de salud, por ejemplo medicamentos, productos de supermercado como la despensa, cobraron mayor importancia y fue nuestra propia demanda y nuestra respuesta a la pandemia y la gran incertidumbre , que algunos precios siguen bajo presión ”.
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