Aire Zapoteco, los retos de mantener una radio comunitaria en México

Antes de Bëë Xhidza Aire Zapoteco, las únicas frecuencias que llegaban a la Sierra Norte de Oaxaca eran las de Veracruz, cuyos contenidos estaban descongestionados y alejados de la realidad del pueblo Xhidza. En 2009 decidieron cambiar esta realidad. “Nos unimos para hacer nuestra propia radio comunitaria, donde pudiéramos hablar nuestro propio idioma y nuestros propios problemas y lo que viniera de afuera lo pudiéramos traducir”, dice Martínez Flores.

Sin embargo, montar y mantener una emisora ​​de radio comunitaria es complicado. Requiere una fuerte inversión en la adquisición de equipos de radio, computadoras, espacio para grabación y concesión para poder transmitir. La comunidad xhidza no se dio por vencida. Su primer paso fue recaudar fondos y los encontró con la Asociación de Radios Cristianas, una organización no gubernamental de Canadá, que los financió con 200.000 pesos para la compra de equipos de radio.

Pero faltaba la parte más importante: la radiofrecuencia. Obtener una concesión para AM o FM, dice Martínez Flores, es difícil, principalmente por los requisitos que se requieren, como la capacidad financiera y las especificaciones técnicas para el uso de las bandas.

Por eso, eligieron otro camino: crear su propia radio mediante el uso de frecuencias veracruzanas gratuitas que llegan a su comunidad, utilizando convenios internacionales, como el de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que enfatizan la importancia de los derechos. . educación y medios indígenas, o la Declaración Indígena y Reglamento de los Pueblos y Comunidades de Oaxaca, que permiten a las comunidades crear sus propios medios en su lengua materna.

“Vimos una frecuencia que estaba libre y de ahí empezamos a transmitir. Cuando llega una emisora ​​que empieza a emitir, cambiamos para no robarle la frecuencia a esa emisora. “Porque esta radio no busca competir con otra, es una radio regional”, dice Martínez Flores.

El uso de frecuencias gratuitas por parte de las comunidades indígenas para desarrollar sus propias radios ha provocado que se las tilde de “piratas” o “cazadores furtivos”. Pero para la cofundadora del colectivo Xhidza, estos nombres son injustos, “porque lo único que tratamos de hacer es difundir nuestras costumbres. Vivimos en comunidad y está el pensamiento de servirnos y ayudarnos a través de la radio. “Detrás de una radio hay mucho esfuerzo y se buscan alternativas”.

Cuando se introdujo la reforma de telecomunicaciones y radiodifusión en México en 2013, varios expertos advirtieron sobre el riesgo de que los procedimientos administrativos y legales se complejizaran tanto que las comunidades indígenas tuvieran acceso a una concesión, ya que les permitiría transmitir en frecuencias libres. .

Antonia Jaimez

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