La inextricable relación entre México y Estados Unidos es quizás el vínculo más complejo que mantiene nuestro país en el exterior; Por eso, a pesar del péndulo presidencial a ambos lados de la frontera, siempre existe una agenda común para la seguridad, la economía y la migración.
Desde septiembre, ambos países han retomado sus reuniones, comenzando con el Diálogo Económico de Alto Nivel (DEAN) en Washington, enfocándose en la reactivación económica bilateral pospandémica y la inversión en el Sudeste y Centroamérica. Vale la pena recordar que el DEAN estuvo suspendido durante la presidencia de Donald Trump.
El sello de Biden-Harris en las declaraciones se notó cuando los funcionarios estadounidenses dijeron enfáticamente que querían construir en lugar de amenazar, rompiendo la línea de su predecesor que buscaba imponer aranceles y exigir la construcción de un muro.
Independientemente de la retórica, sin embargo, hubo cuestiones de fondo que permanecieron igual durante la DEAN, como las reglas de origen aplicables a los vehículos ensamblados en México, que podrían otorgar un trato arancelario preferencial bajo el TMEC. Mientras que los temas relacionados con las causas económicas de la migración fueron uno de los pilares de la sesión de principios de septiembre.
El segundo bloque de reuniones de alto nivel, ahora enfocado en abordar temas de seguridad, comenzó el viernes 8 de octubre y debe continuar al final de este texto a través de reuniones a puertas cerradas entre funcionarios de ambos países. El objetivo era intentar abordar otro tema que la administración Trump ha dejado en suspenso y cuyo antecedente es la Iniciativa Mérida, para cerrar ese capítulo de cooperación y abrir uno nuevo.
Será muy interesante saber en qué condiciones operarán ambos países ya que este problema solo ha aumentado en los últimos años. Hoy tenemos un escenario muy diferente al de 2008, cuando se firmó la iniciativa de Mérida: en el fondo tenemos la denuncia de México a Estados Unidos por tráfico de armas, la participación de la Guardia Nacional en labores de vigilancia fronteriza, una “estrategia de seguridad” basada en “abrazos , no balas “y una unidad de inteligencia financiera que ha decidido ir tras el dinero negro y bloquear las cuentas.
Ahora no debemos perder de vista que Estados Unidos ya ha retomado su liderazgo global y de hecho ha reconsiderado claramente sus prioridades geopolíticas, por lo que nada acordado con México este fin de semana va más allá de una estrategia más amplia. Se incluirá la reducción de la influencia china en México y América Latina, aunque no de forma obvia. En otras palabras, la agenda de Estados Unidos con México es inseparable de sus otras prioridades globales.
Mientras que para México, la estrategia de contención de seguridad no tiene alcance regional más allá de Centroamérica, pero por supuesto tiene sus propios objetivos, a saber, reducir el comercio de armas, reducir los homicidios, la asistencia legal y las entregas. Pero, sobre todo, se esfuerza por que la cooperación sea lo más asimétrica, en línea con lo expresado por el Ministro de Relaciones Exteriores.
El interés público estará en los resultados de este encuentro, ya que es una prioridad para la ciudadanía en general y los sectores productivos, abordar la crisis de inseguridad que arrastra a México desde hace casi 15 años y que se enmarca en el complejo contexto económico de la reactivación económica. .
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