México, 6 de diciembre de 2021 (AFP) – Decenas de víctimas mortales, secuestros e incluso asesinatos: repartidores de alimentos en la Ciudad de México se unen para, como sus homólogos de otros países, reclamar sus derechos laborales con plataformas de servicios, adaptando su lucha contra los riesgos típicos de la megalópolis mexicana.
Mientras los repartidores en Europa se preparan para discutir una propuesta que reconoce los derechos de los trabajadores de plataformas como Uber, Didi y Deliveroo, seis iniciativas están surgiendo en el Congreso mexicano.
Las propuestas pretenden reconocer como empleados tanto a los distribuidores como a los conductores, para que puedan disfrutar de derechos fijos como la seguridad social, vacaciones y bonificaciones navideñas, catalogando a las empresas como empleadores, con todas las obligaciones que ello conlleva.
Al menos 500.000 personas trabajan de manera informal en México como choferes o mensajeros en estas plataformas digitales, estimó el Instituto Mexicano del Seguro Social en octubre.
En la Ciudad de México, Víctor, de 33 años, con muletas y una prótesis en la pierna izquierda, sigue entregando alimentos en su casa luego de sufrir un accidente el 13 de diciembre de 2020 que le obligó a someterse a una amputación a la altura de la rodilla.
“Estaba en una motocicleta. Ese es el final de lo que recuerdo. Me desperté el viernes. No recordaba nada. Era una ambulancia en el otro carril”, dijo este joven a la AFP, en medio de llamadas telefónicas. restaurante para entregar una solicitud.
“Después de mi accidente no recibí apoyo de nadie, ni del gobierno, ni de la ambulancia que me atropelló, ni de su seguro. Los gastos los pagamos mi familia y yo”, lamenta Víctor.
Aunque el accidente no ocurrió mientras estaba en el trabajo, Víctor se ha convertido en una personalidad mediática del movimiento “Ni un repartidor Menos”, que exige que se les reconozca como trabajadores con todos sus derechos, especialmente en el campo de la seguridad.
“Estamos hablando de 56 compañeros que murieron desde marzo de 2020 a esta época del año, 52 murieron en accidentes de tránsito y cinco fueron asesinados”, dijo Saúl Gómez, uno de los fundadores del colectivo.
En horas, “Ni un repartidor Menos” contabilizó la 57ª víctima, documentada con imágenes. Al igual que ocurre con este tipo de afirmaciones, es difícil corroborar los datos con fuentes independientes.
La capital de México es una ciudad peligrosa para viajar en dos ruedas, a pesar de que se han construido carriles exclusivos para bicicletas en varias zonas.
Prueba de ello es que el pasado domingo un conductor ebrio atropelló a unos 20 ciclistas en una peregrinación a la Basílica de Guadalupe.
El colectivo denunció el pisoteo con el apoyo de imágenes impactantes del momento, ampliamente difundidas por los medios locales.
Una decena de ciclistas tuvieron que ser hospitalizados y el conductor y su acompañante fueron detenidos.
“Primero pedimos seguridad vial”, dice Saúl.
– Secuestrado – El “Ni un repartidor Menos”, de reciente creación, realizó varias manifestaciones, como un acto frente al Palacio Nacional, sede del gobierno federal, y un memorial en honor a Miguel Albarrán, un 30 años de edad. anciano repartidor, que murió en un accidente de tráfico cerca del Museo Frida-Kahlo en el sur.
El conductor que lo atropelló estaba ebrio, criticó Gómez. “Esto no puede quedar impune”, lamenta.
Otros peligros acechan en la vida diaria de los repartidores en esta caótica ciudad que alberga entre 9 y 10 millones de personas y cuya población podría duplicarse si se suma a la de las ciudades metropolitanas.
Una niña de 34 años que se presenta como una actriz desempleada dice que fue secuestrada mientras daba a luz en 2020, cuando comenzó la pandemia, en el sector acomodado de Polanco.
“Es alguien con mucho dinero e influencia”, dice. “Me ofreció un trabajo. Fue el gancho para que entrara a su apartamento. Dijo que no”, dice, garantizando que había sido amenazada de muerte.
“La plataforma no hizo nada en absoluto. No lo denuncié porque las autoridades en México no están haciendo nada”, continúa la joven, quejándose de que no hay un canal en las aplicaciones de servicio para que los repartidores se quejen de los clientes abusivos.
Si no hay denuncia, es imposible confirmar la versión con las autoridades.
En marzo de 2020, cuando comenzó la pandemia y se multiplicaron los pedidos en las plataformas, la firma de seguridad Grupo Alfa advirtió en un comunicado que los mensajeros habían sido secuestrados por delincuentes, quienes los obligaron a revelar detalles sobre sus clientes, quienes se convirtieron en potenciales objetivos de estos delincuentes. .
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Deliveroo
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