su importancia y usos hoy

La investigadora María Elizabeth de los Ríos, de la Facultad de Bioética, escribe sobre los cambios de vida que nos ha traído el código QR a cada uno de nosotros.

La Dra. María Elizabeth de los Ríos Uriarte, profesora e investigadora de la Facultad de Bioética de nuestra Universidad Anáhuac México, comparte con la comunidad universitaria un texto en el que habla sobre el código QR, así como los cambios en la vida que ha traído. a cada uno de nosotros.

Código QR

La existencia del código QR se remonta a varios años, sin embargo, se ha puesto de moda en esta pandemia y ahora que la vida se está recuperando después de ella.

Para conocer la carta del restaurante hay que descargar un código QR, desplazarse por otro, entrar en otro establecimiento u oficina y así sucesivamente; el código minimizó el riesgo de contagio, ahorró impresión de papel y agilizó los procedimientos electrónicos, pero ¿qué significa el acrónimo QR?

“QR” significa respuesta rápida, por lo que “código QR” significa “código de respuesta rápida” y su origen inicialmente se remonta al código de barras; Entonces, mediante un lector de códigos ya instalado en casi todos los dispositivos móviles, al colocar la cámara frente a un código, además de leerlo, inmediatamente nos lleva a una página web, un menú, unas instrucciones, un pase de entrada a una ubicación específica o un documento de información.

Esta idea fue concebida por primera vez en 1994 por la empresa japonesa Denso Wave, subsidiaria de Toyota, con el objetivo de registrar repuestos para la fabricación de automóviles y posteriormente comenzó a utilizarse para otros fines. El uso es muy común en muchos servicios y para muchos propósitos.

Los códigos QR son bidimensionales y suelen venir en dos colores: blanco y negro, aunque en la actualidad se pueden configurar con otros colores o con imágenes que insinúen lo que se pretende publicitar o comunicar. Sus antecedentes fueron los códigos de barras de productos vendibles en tiendas de autoservicio que permitían una lectura rápida de los precios de estos mientras que anteriormente estos debían ingresarse manualmente, lo que ocasionaba, además de largas colas de autoservicio. en las articulaciones de los dedos entre los cajeros. Los códigos QR se estandarizaron en 1998 y su estándar internacional (ISO) en 2000.

Algunos de sus usos más habituales han sido en el arte pop, ya sea como lenguaje artístico o como herramienta de trabajo, en el ajedrez para grabar y luego mostrar una partida, en el comercio electrónico para permitir pagos con teléfonos inteligentes o dispositivos. estan conectados. a una red de Internet, para mostrar información sobre piezas artísticas en museos o sitios turísticos e incluso para identificar tumbas, como ha sido el caso en Uruguay desde 2014 en algunos de sus cementerios.

Los usos son muy variados y seguro que vendrán más, quizás se puedan utilizar con fines terapéuticos para descargar instrucciones sobre la historia clínica del paciente, indicaciones de fisioterapia o para enumerar y verificar medicamentos, dosis y horas de administración. También pueden tener utilidad en las mascotas para brindar información cuando se pierden o incluso para personas con demencia o problemas como la enfermedad de Alzheimer o enfermedades que pueden causar pérdida repentina del conocimiento o desorientación espacio-temporal para que puedan recordar dónde y con quién se encuentran. vivir y tener una forma de contactarlos o que alguien más lo haga por ellos, o incluso en el transporte público como un “ticket”, entrada a eventos de entretenimiento, etc.

No cabe duda que el avance de la tecnología siempre se da de manera acelerada, a veces con grandes beneficios y otras con enormes retrasos éticos y antropológicos, pero en un mundo que cambia rápidamente, desarrollando herramientas que permitan procesos eficientes y amigables con el medio ambiente, además de evitar contagio, los códigos QR son una herramienta que hay que reconocer, aplaudir y utilizar para el bien de todos.

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La Dra. María Elizabeth de los Ríos Uriarte es profesora de bioética y doctora en filosofía, técnica en emergencias médicas (TUM) por Iberomed AC e investigadora académica de la Cátedra UNESCO de bioética y derechos humanos. También es miembro de la Sociedad Americana de Bioética y Humanidades, el Colegio de Profesionales de Posgrado en Bioética de México, la Academia Nacional Mexicana de Bioética y miembro de pleno derecho de la Academia Mexicana para el Diálogo Ciencia-Fe.

Ha impartido cursos de pregrado y posgrado en diversas universidades y participado en diversos congresos nacionales e internacionales sobre filosofía y bioética. Actualmente es profesora y titular de la Cátedra de Bioética Clínica de la Facultad de bioética de la Universidad Anáhuac México.

Little Pasqual

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