Ebrard dijo que si gana la nominación del Partido Morena del presidente Andrés Manuel López Obrador, nominaría al hijo del presidente, Andrés Manuel López Beltrán, mejor conocido como Andy, para un puesto de gabinete recién creado para honrar el legado de su padre.

Si bien López Beltrán no se ha pronunciado públicamente sobre la propuesta, parece ser una forma de solucionar un problema central para Morena.

El joven y dispar partido se centró en gran medida en la popularidad personal y el carisma de López Obrador, de los que carecen todos los contendientes para sucederlo. La carrera primaria de seis vías se decidirá en septiembre mediante una serie de encuestas.

La inclusión de su hijo fue un intento evidente de Ebrard, el centrista exsecretario de Relaciones Exteriores, para asegurar la continuidad y tal vez atraer a algunos de los seguidores más devotos del presidente. Ebrard dijo que el hijo estaría a cargo de un departamento a nivel de gabinete “para construir sobre el legado” dejado por López Obrador.

López Beltrán no ha ocupado un puesto formal en la administración de su padre, pero detrás de escena se dice que es un negociador e influyente en asuntos políticos y económicos.

Si bien las dinastías familiares han gobernado algunas partes de México a nivel municipal o incluso estatal, durante casi 100 años ha habido una regla férrea a nivel federal: el presidente saliente accede a retirarse de la actividad política, al igual que su familia inmediata. A cambio, los nuevos presidentes rara vez han investigado la corrupción en sus predecesores.