En mayo del año pasado, The Economist -un influyente semanario de origen inglés- dedicó una de sus portadas al presidente Andrés Manuel López Obrador bajo el título ‘Falso Mesías: ¿Un peligro para la democracia?’ El contenido del artículo dice que el presidente está tratando “con recursos inadecuados” de implementar políticas gubernamentales que, entre otras cosas, crean una situación de “ruina”.
Y hace nueve días, con motivo de declaraciones de la Senadora Kenia López Rabadan -Partido Acción Nacional- en sentido figurado, dijo que la construcción del tren maya cambiaría el color del mar, en alusión a los estragos que se están produciendo en Quintana Roo para Para llevar a cabo este proyecto, López Obrador dijo en tono burlón en la mañana: “Ya ves que si eres el Mesías, puedes cambiar el color del mar y puedes convertir el infierno en paraíso, todo eso es posible”.
Pues bien, en referencia al ‘falso mesías’, y en el último día de la semana en que el mundo católico celebra la resurrección de Jesús, el ‘salvador’ de México no pudo ‘levantarse’, habiendo sido ‘herido de muerte’ por el resultado Tras la revocatoria de mandato de la semana pasada, trató de “volver a la vida” con su reforma eléctrica y solo obtuvo el “lado” cuando anoche encontró una fuerte oposición en la Cámara de Diputados y derribó eléctricamente la propuesta de reforma.
El presidente ha sido advertido desde todos los sectores de la sociedad nacional e internacional de que la locura de la reforma eléctrica ‘sobada’ en un revés expondrá al país a juicios multimillonarios y quizás lo más lamentable, a la pérdida total de confianza de los inversionistas extranjeros.
Para muchos, la propuesta de reforma eléctrica no es una decisión analizada, es un capricho y un impulso para demostrar la autocracia que pretende imponer, interpretando literalmente que quiere tomar decisiones arbitrarias, sin tener el deber de reaccionar ni ejercer ningún tipo de control. o mecanismo político y social.
Afortunadamente, los mecanismos constitucionales dentro de nuestra democracia funcionan, y funcionan bien.
Así que el “falso mesías” se quedó con el deseo de imitar al verdadero Mesías, que había resucitado de entre los muertos. ¿Qué piensas?
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